martes, 5 de julio de 2016

Carta a un Igual, en Primera Persona .





Carta escrita y leida en el II Encuentro de AMENSA y SAPAME en Motril por nuestra compañera María Alcalde sobre su experiencia realizando apoyo mutuo individual, sus emociones, sentimientos... ¡esperemos que os guste!

Carta a un Igual, en Primera Persona.

"Nervios, miedos, alegría, satisfacción... son algunas de las emociones y sensaciones que he tenido realizando el apoyo mutuo. Miedos propios y ajenos, desconfianza, confianza... recuerdos vividos proyectados en el dolor de la otra persona. Bloqueos, angustia a no estar a la altura de las necesidades del otro... en definitiva miedo e inseguridades mías que a veces han interferido y otras veces me ha hecho ser cauta. Después de lo que he dicho parece un mundo hacer apoyo mutuo pero así lo he vivido sobre todo en los comienzos. No estamos con objetos, estamos al lado de un alma, alma con alma. Sufrimientos similares o que al menos nos resuenan y que nos mueven recuerdos. Vivencias, lucha y esperanza, eso trato de trasmitir, esperanza por poquito que sea se llene de luz de nuevo el alma. Y no es fácil porque cuando mi luz se apagaba había pocas cosas o personas que la encendía y cómo llegar a encenderla de nuevo, ¿es posible? Si, si es posible mi luz luce y si esto es así ¿qué es lo que me ha servido para que esto volviese? Quizás personas que han creído en mi, personas que me han dado luz. Ahora toca creer en ti, en tu luz en que se muevan esas piezas clave. ¿Pero cómo? Escuchando, sobre todo escuchándote. 

Es tal la angustia que tenemos que vomitar aquello que nos ha dañado. Escuchar tu queja, escuchar tu malestar pero no quedarnos sólo en esto ir más allá y hacer una devolución de aquello que ya tienes y te queda por conseguir, por vivir... paso a paso. El camino es lento y darás un paso al frente y quizás dos atrás, pero ya habrá algo que te empujará porque has comenzado a conocer el bienestar y ese sufrimiento a lo bestia se irá diluyendo. No pienses que sólo eres enfermedad, ello te dañará, no te dejará escapar del malestar. Eres mucho más y lo descubrirás para eso estoy yo aquí, para eso vengo semana tras semana a verte al hospital. Tu en pijama, yo camiseta y vaqueros, parece así, que no es ya de tan de igual a igual. Cosa del sistema. 

Ojalá pudiese conocerte con la ropa que más te gusta, con tu vestido preferido o tus pantalones roídos, pero no, aquí parece que hay distinciones. Yo ya no soy paciente de este mismo hospital desde hace unos meses o unos años, quizás, yo también vestía en pijama azul y zapatillas de estar en casa, cuando venia visita me avergonzaba mi aspecto pero a ti te ha dado igual conmigo, has confiado desde el principio o eso aparentabas o hacías ver. Yo temblorosa por cómo me aceptarías ya que sentía que tu intimidad se invadía, pero no.¿O si? Pero me has dejado verte, acompañarte en un lugar tan inhóspito y común para las dos sin conocernos de nada. 

Gestos, pequeños gestos, sublimes gestos que me han hecho ver que había luz en ti y una evolución que quizás no era percibida por el resto pero yo podía verla ya que todo me era muy similar un tiempo atrás. Llega el alta, nos despedimos, te abrazo, me abrazas con esperanza. Ya quizás no sepas más de ti, si esa lucecilla sigue prendida, ni si tu nivel de angustia es mayor. Quizás sea por yo querer controlarlo todo. Ya solo sé que llevarás tu vestido preferido o tus pantalones roídos, ya el pijama azul no te acompañará y espero que nunca más. Nudo en la garganta.

Pude conocerte ya que me abrieron las puertas de aquel lugar para que te acompañase y realizar el llamado apoyo mutuo de manera individual. Pero esas puertas no están abiertas de manera sistemática y periódica para que otros se beneficien, o quizás yo me beneficie de este apoyo. ¿Por qué no estamos más incluidos en el sistema sanitario de forma profesional? ¿No es rentable devolverle un rayo de luz a quien sólo ve tormenta? No lo entiendo, mi paso por esta unidad me ha hecho ver que somos necesarios, que somos necesarios y que llegamos a rinconcitos donde los profesionales no pueden llegar (dicho por algunos de ellos mismos).

Ya solo me resta despedirme y agradecer a todos y todas los que me han dejado entrar en su intimidad, han compartido su angustia y han visto algo de esperanza. ¡¡GRACIAS!!"


 

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